Nos mudamos para buenidioma.com

Academias de la lengua, ¿en deuda con las mujeres?


  Reunión de trabajo de los directores y presidentes de las academias de la ASALE, en ocasión del 70.º aniversario de corporación. Foto: Tomada de la página web de la RAE.
 Por Sany Basulto Pedroso, Ana María García Horta, Cristian Martínez González y Lisette Zamora Rodríguez, estudiantes de tercer año de Periodismo, Universidad de La Habana

La Real Academia Española (RAE) ha tenido desde su fundación un total de 485 académicos de número; sin embargo, solo 11 mujeres han conquistado un sillón en la docta casa de las palabras que, desde 1713, «limpia, fija y da esplendor» al idioma de Cervantes, Martí y Darío.  

Presencia de la mujer en la Real Academia Española

Como reza en sus Estatutos, «elegirá la Academia sus individuos entre las personas que considere más dignas, en votación secreta y, como mínimo, por mayoría absoluta de votos». ¿Acaso no había mujeres «dignas» de ser académicas durante los 265 años en los que ninguna dama ocupó un lugar en la RAE?

Uno de sus exdirectores, DaríoVillanueva, considera que el mayor error cometido por la Academia durante el siglo XIX fue negarle un puesto en la corporación a la escritora hispano-cubana, Gertrudis Gómez de Avellaneda (Tula). 

 Nuestra Tula, «atrevidamente grande» —como la calificó Martí— por desafiar los prejuicios sociales de la época, nos legó innumerables poemas, cuentos y novelas que la reafirman como una de las voces cimeras de la literatura en esta lengua, con un legado indiscutible, pero «insuficiente» para vencer las barreras del machismo impuestas por los académicos españoles en 1853.

La Avellaneda fue la primera mujer a quien se le vetó la posibilidad de conquistar uno de los sillones de la RAE. Retrato pintado por Federico Madrazo en 1857.

En ocasión del bicentenario de la ilustre camagüeyana, celebrado en 2014, precisamente el año en que la RAE conmemoraba tres siglos de fundada, la Asociación Cultural y Literaria La Avellaneda envió a la Academia 100 000 firmas en apoyo a la idea de entregarle, a título póstumo, la condición de académica numeraria a la escritora de Sab. Este esfuerzo tampoco fue suficiente, pese a que la sabiduría popular afirma que «más vale tarde que nunca».

Por otra parte, el actual director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, lamentó en mayo de 2021 el daño que la Academia hizo en su día a la destacada escritora y feminista, Emilia Pardo Bazán, quien por no cumplir las «condiciones objetivas», es decir, por no ser hombre, tampoco pudo ocupar un escaño a inicios del siglo XX, cuando realizó formalmente su petición en varias ocasiones.

«Sufrió mucho Emilia Pardo Bazán con la RAE. Miramos con pena, pero no podemos enmendar la historia, aunque lamentamos que una situación como la de doña Emilia se produjera», reconoció Muñoz Machado. Tanto es así que en un acto homenaje, celebrado en Madrid, en ocasión del centenario de la muerte de Pardo Bazán, la sentaron simbólicamente en la inexistente silla 47.

A diferencia de la Avellaneda, Emilia Pardo Bazán, María Moliner y otras tantas damas a quienes se les cerraron las puertas de la RAE, finalmente en 1978, una de las voces más representativas de la generación poética del 27, Carmen Conde Abellán, fue elegida académica de número para ocupar el sillón «K».

Carmen Conde, la primera mujer académica de la RAE. Foto: Tomada de www.rae.es.

 En 1979, con su discurso de ingreso Poesía ante el tiempo y la inmortalidad, Conde Abellán marcó un hito en la historia reciente de la Academia, «rompiendo así el fuego y saltando las barreras», como expresó el escritor español, Alfonso Zamora Vicente.

Mis primeras palabras son de agradecimiento a vuestra generosidad al elegirme para un puesto que, secularmente, no se concedió a ninguna de nuestras grandes escritoras ya desaparecidas. Permitid que también manifieste mi homenaje de admiración y respeto a sus obras. Vuestra noble decisión pone fin a una tan injusta como vetusta discriminación literaria.

Cinco años más tarde, por su ingenio, dominio del idioma y su prolífica producción novelesca, Elena Quiroga se convirtió en la segunda dama académica de la Real Academia Española, «no por ser mujer, ni porque es hermosa, linajuda y distinguida, sino solo por el valor de su obra literaria», como en su momento aclaró el filólogo español, Rafael Lapesa.  

Actualmente, en la RAE apenas 7 —de un total de 45 miembros— son mujeres, elegidas 5 de ellas después de 2010. Si bien esto es un avance, dicha cifra no debe ser consuelo de nadie, menos de quienes son conscientes de que en más de trescientos años solo 31 académicos —y ninguna mujer— han asumido la dirección de la Academia.

Escritoras, filólogas, lexicógrafas, periodistas, científicas…, para orgullo de las letras españolas, las tenemos en la RAE. Que la voluntad política e institucional para ello se materialice es una deuda pendiente con las tantas damas a las que en su día se les cerraron las puertas de la casa mayor de las palabras.

La ASALE, entre el panhispanismo y la equidad de género

Originariamente compuesta por 21 academias —ya hoy suman 23— en 1951 se creó en México la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), bajo el lema «Una estirpe, una lengua y un destino». Desde entonces esta organización labora por mantener la unidad del español a ambos lados del Atlántico y vela por el buen uso del idioma, un tesoro compartido con alrededor de 600 millones de hispanohablantes. 

Foto de familia del XIV Congreso de la ASALE (Ciudad de Panamá, 2011). Foto: Tomada de www.asale.org.

Además, como parte de la política panhispánica de la ASALE, se elaboran en conjunto el Diccionario, la Ortografía y la Gramática, tres obras imprescindibles para dominar el andamiaje del español, la segunda lengua materna más hablada en el mundo.

Cada corporación cuenta con una Junta Directiva que, según el país, está rectorada por un director o presidente. De las 23 academias, solo 3 de ellas tienen, actualmente, a una mujer como responsable, lo que demuestra cuánto camino queda por labrar en todo el ámbito hispánico para lograr una mayor igualdad.

Ecuador es el país con menor presencia de la mujer en su academia de la lengua con solo 2 académicas de número —sorprendentemente una de ellas es la directora. Sin embargo, según el portal ONU Mujeres, el índice de inequidad de género situó a esa nación en 2012 en 0.442, puesto número 89 en un listado de 186 naciones; en claro contraste con el mérito de ser el segundo país de la región con el mayor número de legisladoras.

En el otro extremo de la lista destaca la Academia Cubana de la Lengua (ACuL) con 22 académicos de número y, de ellos, 11 mujeres. En la Mayor de las Antillas, desde el triunfo revolucionario se trabaja con el objetivo de otorgarles tanto a los hombres como a las mujeres los mismos derechos.

Tanto es así que, de acuerdo con un informe de la Contraloría General de la República, «las mujeres superan el 65 % de los profesionales y técnicas, y son el 39 % de los dirigentes»; mientras que, según datos publicados por la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, las damas ocupan más del 40 % de los puestos en el Parlamento, el mayor órgano legislativo del país.

Las dos únicas mujeres directoras que ha tenido la Academia Cubana de la Lengua: Dulce María Loynaz (a la izquierda) y Nancy Morejón (a la derecha). Fotomontaje: «Buen Idioma».

Conviene recordar que fue Dulce María Loynaz la primera mujer académica de la ACuL, la única de la Cuba prerrevolucionaria, luego de su ingreso en 1957. Fue ella, también, la primera directora de la corporación, con innumerables méritos entre los que destacan el Premio Nacional de Literatura (1987) y el Premio Cervantes (1992).

Además de la autora de Jardín, Nancy Morejón ganadora del Premio Nacional de Literatura en 2001— también ostenta el mérito de haber dirigido la nonagenaria corporación, celosa defensora del buen uso del español en Cuba.

De los 22 académicos actuales, 8 han recibido el Premio Nacional de Literatura y 2 el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas. En el caso de las 11 miembros de la ACuL, se comprobó que de las 4 merecedoras de uno de estos importantes galardones ninguna lo recibió antes de ser nombradas académicas. 

Premios nacionales recibidos por los miembros de la ACuL

Por tanto, el haber recibido tal distinción no es una condición sine qua non para poder conquistar un escaño en la Academia Cubana de la Lengua. Así, como consta en los Estatutos de la corporación, en principio, para ser académico numerario se requiere «ser ciudadano cubano y gozar de buena reputación por sus costumbres y conducta» y «tener obra reconocida en su quehacer profesional».

En comparación con la RAE, en Cuba también se repite el patrón de que, como promedio, las mujeres ingresan en la corporación con 65 años, a diferencia de los hombres que lo hacen con 61 (RAE) y 58 (ACuL) años, respectivamente. 

 Rango de edad de ingreso de los académicos de la RAE y la ACuL

Sin duda, los 22 académicos que representan a Cuba en la ASALE cuentan con sobrados méritos para merecer su sillón vitalicio en la ACuL, institución que realiza un trabajo admirable, como así lo calificó el director de la RAE. ¿Podrá entonces la Academia Cubana de la Lengua saldar la deuda de la RAE con la Avellaneda y cederle un escaño en nuestra corporación? 

En este Drive podrá descargar los CSV con la información que sirvió de base a los autores de este trabajo. 

Más información sobre la presencia de la mujer en la Asociación de Academias de la Lengua Española.


No hay comentarios:

Publicar un comentario